
Los monjes cistercienses encontraron en los entonces
frondosos bosques del somontano del Moncayo el silencio y la soledad
que su regla monástica exigía, además de otros
elementos fundamentales para la vida cisterciense: piedras –las
canteras de la zona- y agua –la del río Huecha.Veruela
fue abandonada por los cistercienses en 1835, cuando la desamortización,
lo cual propició la destrucción y el abandono.A dicha
hospedería fueron durante la segunda mitad del siglo XIX
la alta sociedad zaragozana e ilustres personajes como los hermanos
Bécquer, Gustavo Adolfo y Valeriano –el pintor-; ambos
encontraron en Veruela, el lugar romántico por excelencia
que les inspiro parte de su obra |